Este 14 de febrero, Día de San Valentín, en ONG Rescate no mandamos flores ni preparamos cenas a la luz de las velas, pero celebramos el amor con el que se anclan a la vida todas las personas supervivientes de mordazas, de guerras y fronteras, que acompañamos en nuestro día a día.
Brindamos por todas esas madres que, como
Brenda, pusieron un océano de por medio para alejarse de su maltratador y hoy se agarran al amor de sus hijos para curar las heridas del pasado.
Nos emocionamos con
Hiba y tantas otras niñas y niños refugiados sirios de nuestra escuela en los campos de Líbano, que sueñan en convertirse en médicos o profesores para garantizar el futuro y los derechos de la infancia que ellos vieron truncada. ¡¡Esto es amor en estado puro!!
Recordamos con orgullo, tantas historias de amor que, segadas por la intolerancia, la transfobia o la homofobia; buscaron refugio a este lado del mar. Una travesía que algunos no lograron alcanzar pero que, quienes lo consiguieron, encontraron algo más. Y así nos lo ha demostrado Alex, que huyó de Camerún donde no podía vivir ni amar libremente y hoy se ha convertido en una persona con luz propia:
“Tienes que mirarte al espejo y decir que eres fuerte, guapo, guapa o guape y que puedes lograr todo lo que quieres en la vida. Amarte a ti mismo, enamorarte de ti mismo. Elimina de tu vida a gente que no te respeta como eres, no dejes que nadie te robe la felicidad. La vida es hacia adelante, no hacia atrás. Vendrá gente que te va a querer tal y como eres, pero también tienes que creer en ti, y eso se llama AMOR PROPIO”.