El proyecto de voluntariado Befriending de la ONG Rescate busca promover una red social de apoyo para las personas refugiadas que residen en España. El proyecto de voluntariado Befriending de la ONG Rescate busca promover una red social de apoyo para las personas refugiadas que residen en España.
Por Fabiola Barranco (@FabiolaBarranc1)
Lamia es de esas mujeres valientes, de las que parecen estar hechas de otra pasta y que la vida las ha llevado a lucir resiliencia por bandera.
Huyó de las bombas en Alepo, una de las ciudades más castigadas por la cruenta e interminable guerra en Siria, para buscar refugio lejos de ese infierno. Es así cómo pasó a ser una vecina más de Madrid, donde vive desde hace dos años y, lo que es más importante, donde trata de sacar adelante a sus siete hijos de entre 14 y tres años.
Sabe que aquí están a salvo, pero sigue enfrentándose a nuevos desafíos, propios del exilio, como son la búsqueda de empleo, el acceso a una vivienda o sentirse una más entre la sociedad de acogida. Éste último reto, el de la inclusión, es el menos tangible, pero tanto o más necesarios como los demás y Lamia lo está afrontando de la mano de Carolina, a quién define orgullosa como "una hermana". Y es que con ella comparte momentos en familia y es a quien acude cuando necesita ayuda para hacer trámites burocráticos en otro idioma y otro contexto que no es el suyo.
Lamia y Carolina se conocieron gracias al proyecto Befriending de ONG Rescate, cuya finalidad radica en promover una red social de apoyo para las personas refugiadas que residen en España. De tal manera que, la entidad pone en contacto a personas solicitantes o beneficiarias de protección internacional con vecinos y vecinas, para que puedan facilitar su participación social a través de una relación de amistad.
"Todos en algún momento de nuestra vida necesitamos ayuda. Pienso que, al igual que Lamia y su familia se encuentran en esta situación, también podría ser yo quien me sintiera sola en un país nuevo y me gustaría poder contar con alguien en quien confiar", explica así Carolina la motivación que le llevó a formar parte de este voluntariado.
Los meses de confinamiento fueron especialmente difíciles para esta madre que, sola, saca adelante una familia súper numerosa. Sin embargo, cuando echa la vista atrás, celebra que contó con el apoyo de su vecina y el cariño de Carolina, con quien hablaba continuamente por videollamada, achicando así la soledad e incertidumbre que avivó la pandemia.
Después de meses, aquello sólo queda ya en la memoria y en el horizonte se divisa una nueva normalidad que las lleva a reunirse en el parque y sin abrazos, además de una carrera de obstáculos salpicados por la precariedad, pero que Lamina piensa saltar con el apoyo de su amiga. De su hermana.
Este artículo
fue publicado por primera vez en el diario Público en 05 de diciembre de 2020.