La comunidad LGTBI lleva varias décadas luchando en El Salvador contra la LGTBIfobia. Si bien es cierto que ha habido avances significativos por parte de los diferentes Gobiernos en los últimos años, las calles siguen siendo un lugar de odio y rechazo contra todo aquel que no sea heterosexual.
Esa fue la razón por la que Hendrick y Tania tuvieron que dejar sus vidas acomodadas en San Salvador y renunciar a sus proyectos futuros, tanto personales como profesionales, para solicitar protección internacional. Huyeron en octubre del pasado año hacia España por miedo a que las amenazas y los insultos que sufría Hendrick por ser transexual terminaran en agresiones graves.
En El Salvador, ser una persona trans no implica pena de cárcel, pero ya se paga suficientemente caro en la calle. Las pandillas comenzaron a perseguirles. A él por ser trans y a Tania, su pareja, para enseñarle “cómo era estar con un hombre de verdad”. “Vimos a muchos amigos sufrir palizas que estuvieron a punto de llevarles a la muerte”, confiesa Tania, cuyo padre, un pastor evangélico, jamás aceptaría la condición de Hendrick.
Ella trabajaba en el área de atención al cliente de una empresa automotriz mientras Hendrick, químico y farmacéutico, trabajaba para el Gobierno en el sector de la salud, concretamente en la Dirección Nacional de Medicamentos. “Nos duele mucho haber dejado una vida, la estabilidad, por cuestiones de odio y de ignorancia; por la intolerancia de la sociedad. Hemos dejado nuestros proyectos y a nuestras familias para vivir aquí en una situación de asilo”, confiesan.
Pese a todo ello, llegar a España ha sido un respiro. Aquí pueden salir a la calle de la mano, sin miedo, pasear de noche, confesar abiertamente que son pareja y no dar explicaciones a nadie sobre la diferencia entre el aspecto de Hendrick y lo que dice su documento de identidad. “Aquí no tengo que pasar vergüenza por ese tema”, confiesa.
Llegaron a ONG Rescate en busca de asesoramiento para la solicitud de la protección internacional y por el momento viven en uno de los pisos que tenemos habilitados para personas que han sido perseguidas por motivos LGTBI.