Con esta cuarta entrevista, finalizamos la miniserie "De niña a mujer sin derechos en un país extranjero" donde conoceremos un poco sobre Rodaina Hassan, quien forma parte de nuestro proyecto en Líbano. Ellas son nuestras manos allí y también nuestra alma y razón de ser.
Rodaina, ¿puedes contarnos cómo ha sido tu vida personal y profesional, desde la infancia hasta el presente?
Me llamo Rodaina Hassan, tengo 25 años y en 2017 me gradué de la Universidad Internacional Libanesa en licenciatura de Enseñanza del Inglés. Vivo en Líbano, en Beqaa, al lado del campamento Ale Askar. Aquí por desgracia aquí no tenemos muchas oportunidades laborales.
Mi vida fue tan difícil. He trabajado mucho para poder estudiar, aceptando trabajos a tiempo parcial con los que poder pagar la matrícula universitaria. Pasé tiempos muy difíciles, pero después de conseguir el trabajo de maestra en el que estoy ahora todo ha mejorado de alguna manera.
¿Qué aprendizajes sacas de los desafíos que te ha puesto por delante la vida?
Cada persona aquí ha pasado por muchos desafíos. Algunos podemos superarlos, pero otros no. En mi caso, el dinero fue uno de mis mayores desafíos, porque era todo lo que necesitaba para seguir aprendiendo.
¿Qué haces ahora con nuestro socio local? ¿Cómo está tu día a día?
Ahora trabajo como profesora de inglés en la escuela de Ale Askar. Voy todos los días antes de que vengan los estudiantes, preparo todos los materiales necesarios para ese día y espero a que lleguen. Les doy las clases y una vez terminada la jornada me quedo a preparar los materiales para el día siguiente.
¿Cuáles son tus planes de futuro?
Espero que en el futuro nos estén esperando cosas buenas. Espero que todos podamos vivir seguros sin miedo a perder el trabajo, la gente, el hogar o cualquier otra cosa. Espero que podamos seguir trabajando y espero que el Líbano vuelva a resurgir social y económicamente.
Vivimos con gran preocupación las consecuencias de la explosión en Beirut. Tú que estás allí, ¿qué repercusiones crees que tendrá, tanto para el país como para nuestra escuela en el campo de Ale Askar?
En la escuela trabajamos duro para curar las heridas de los niños y las niñas sirios, para curar las heridas que la guerra les había hecho. Después de la explosión en Beirut, todas las personas en el campamento y la escuela de Ale Askar se vieron afectadas, recordaron todo lo que les sucedió en Siria, cómo perdieron sus casas y las personas a las que aman.
Además del efecto psicológico, también se vieron afectados económica y socialmente. Ahora las ofertas de trabajo son escasas y algunas personas perdieron sus empleos. Sin duda el campamento de Ale Askar se está viendo realmente afectado de manera indirecta por la explosión.