Se cumplen
nueve años de guerra en Siria, uno de los conflictos más cruentos de la última década y que ha provocado una
gran crisis humanitaria que sigue causando graves estragos para su población dentro y fuera del país. Según estima el Observatorio Sirio para los Derechos Humanos, en estos años han fallecido o desaparecido más de medio millón de personas. Además, esta crisis ha provocado el desplazamiento de más de 12 millones de personas huyendo de la violencia, ya sea fuera de sus fronteras (5’6 millones) o dentro de Siria (6’2 millones), donde el 80% vive en situación de pobreza y más de 13 millones de personas necesitan ayuda humanitaria urgente para reconstruir sus vidas.
ONG Rescate
está presente en Siria desde 2001, sin embargo, desde el inicio del conflicto hasta la actualidad, desarrollamos proyectos humanitarios destinados a paliar los efectos de la guerra sobre su población, ya sea dentro o fuera del país.
NUESTRO TRABAJO DENTRO DE SIRIA
“Tenemos montañas de escombros en Alepo. Montañas de ladrillos de piedra destrozados, bloques de cemento... ¿por qué no los reutilizamos?” de esta pregunta que se hizo
Soura Al Joundi, Responsable de ONG Rescate en Siria, nace la Fábrica de la Esperanza. Se trata de un proyecto de la entidad en colaboración con el PNUD, que
utiliza los escombros de Alepo, una de las ciudades más devastadas por la guerra, para convertirlos en ladrillos para reconstruir viviendas, hospitales y escuelas. Esta iniciativa facilita la vuelta al hogar de personas damnificadas por el conflicto y crea empleo para los habitantes de la ciudad.
Yaman Asuad
es uno de los empleados. A este joven de 23 años, la guerra le arrebató la vida de su padre, el amor de su vida y su sueño de terminar sus estudios universitarios. Pero trata de seguir adelante. “La rabia y la tristeza la descargo en el trabajo. Con estos ladrillos construyo Siria mientras me desahogo de que llevo dentro”, confiesa el Yaman en un claro ejemplo de resiliencia y superación.
Esta fábrica cuenta también con el respaldo de la campaña
ALEPOH que, a través de un
ladrillo solidario fabricado en España (Made in Spain For Alepo), busca recabar apoyos entre las empresas del sector de la construcción española que quieran
solidarizarse con la población civil siria.
Además, en Lattakia
operamos un centro de atención psicológica y social a personas desplazadas y locales, formación profesional, educación y actividades lúdicas, orientado especialmente a mujer e infancia.
NUESTRO TRABAJO CON POBLACIÓN REFUGIADA SIRIA
EN LÍBANO
Líbano, un pequeño país de 6 millones de habitantes, acoge actualmente a alrededor de un millón de refugiados, la mayoría de origen sirio. Es el cuarto país del mundo en acogida de personas refugiadas, y el que más acoge en relación a su población. Esto supone una presión demográfica y económica extrema para un territorio con escasos recursos. Derechos básicos como la educación de la infancia no están garantizados para las personas refugiadas, llegando tan solo a la mitad de las y los menores en edad escolar.
Por eso
trabajamos desde 2015 en el Valle de la Bekaa, donde residen un 37’8% de las personas refugiadas sirias en el país. Contamos con una
escuela a la que asisten 180 niñas y niños
del campo de refugiados de Ale Askar y los asentamientos cercanos. También desarrollamos proyectos de ayuda humanitaria, como distribución de agua, alimentos y abrigo para el invierno.
Loauy Hassan
tiene 13 años y es uno de los niños refugiados de Ale Askar. Huyó de su ciudad natal, Idlib, al norte de Siria, donde todavía hoy las bombas se cobran la vida de miles de víctimas civiles, una de ellas, su mejor amigo. “La guerra destruyó muchas cosas de mi vida”, dice el crío. Sin embargo, la escuela es su mayor refugio y un anclaje a la normalidad de la infancia. Lo mismo le ocurre a
Hiba, una niña de 12 años que ha pasado la mitad de su vida en el campo de Ale Askar.
Su sueño es volver a Siria algún día y convertirse en médico para ayudar a niños y niñas sin recursos.
EN JORDANIA
Jordania ha recibido una fuerte migración de población siria huyendo de la guerra. En la actualidad hay 670.000 refugiados sirios registrados según el ACNUR, aunque el gobierno jordano considera que puede haber realmente 1,3 millones, esto es, el 20% de la población. La mayoría de las personas refugiadas viven en zonas urbanas, gastando sus ahorros en altos alquileres o viviendo en edificios abandonados. Ante la falta de medios económicos, muchas familias toman medidas drásticas como enviar a sus hijas e hijos a trabajar o regresar a Siria.
Los últimos esfuerzos de ONG Rescate en Jordania están puestos en llevar agua potable a través de energías renovables. Concretamente en la instalación de máquinas que condensan la humedad del ambiente para convertirla en agua potable, llegando a generar hasta 100 litros diarios.